Dormir en el refugio ha sido resucitar. Hemos pasado una noche alejadas de los mosquitos y con una temperatura perfecta. Por si fuera poco, durante la noche se nos ha secado la ropa que lavamos anoche. ¿Qué más queremos?
Después de un desayuno a base de productos locales y bizcocho casero, partimos para completar los pocos kilómetros que nos quedaban de ascenso. Eva, nuestra anfitriona, nos despide con una interesante reflexión: los mayores del pueblo decían que con el confinamiento la zona había recuperado su clima habitual. Sin aviones en el cielo, había vuelto la frecuencia de lluvia de antaño.
No sabemos si ha sido por las ganas que teníamos de llegar o que la inclinación de la pendiente no era tan dura, pero dos horas y media después, llegábamos al coll d’Ares, a 1.513m de altitud sabiendo que lo más duro de la ruta ya había pasado.

Aprovechamos para hacer un alto en el camino y tomarnos el postre de la cena de ayer: un pastel de cereza con el que se nos han saltado las lágrimas. En el merendero de la cima, una pareja nos pregunta por nuestro viaje, y al despedirnos el señor no sabe si dirigirse a nosotras como «señoras» o «señoritas». Ante nuestro silencio, él razona: «bueno, seréis señoritas, porque si fuerais señoras, el marido no os hubiera dejado estar fuera tanto tiempo».
A las Sin Dueño les tocaba ahora prepararse para los siguientes 13km de bajada continua que quedaban hasta Prats de Molló, así que con el cortavientos puesto y la sonrisa llena de mosquitos, nos dirigimos hacia nuestra próxima parada. Hay que ver lo rápido que pueden pasar 13km cuando te favorece la inclinación… Si alguien nos hubiera dicho ayer que nos dolerían las manos de tanto frenar, nuestras piernas se hubieran muerto de risa.
Dejamos atrás la enorme montaña llena de bosques y rios, y nos dirigimos hacia Arles de Tec, donde paramos a comer a 20 km de Prats, en los que apenas nos toca dar pedales. Hoy será la etapa más larga, pero no la más dura.
Después de recuperar fuerzas, nos quedan solo 20km para llegar a nuestro destino de hoy, Maureillas. Esta vez la ruta nos lleva por una vía verde que coincide con la EuroVelo 8. El paisaje cambia de montañas frondosas a verdes a cultivos que bien podrían ser la mismísima Castilla la Mancha, aunque el fondo pirenaico siempre nos recuerda dónde estamos.

El final de la etapa se hace un poco largo hoy, pero 75 km después de haber empezado llegamos al Camping donde dormiremos esta noche. Mañana cruzaremos la frontera de nuevo para encontrarnos por fin con la costa.
[…] Etapa 3: Espinavell – Maureillas […]
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