Bosques del Sur 2: Pozo Alcón – Cazorla

Empezamos hoy el día mucho más descansadas que ayer, así que encaramos la ruta con mejor ánimo. Dormir bien es lo que tiene.

Hoy la etapa consiste en 50km con unos 1400 metros de desnivel positivo. Algún puerto y mucha subida para adentrarnos de lleno ya en este Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas y recorrer el GR 247. La distribución del terreno es mitad carretera mitad camino, así que vamos a tener tiempo para todo.

Empezamos saliendo de Pozo Alcón bajando por una carretera muy secundaria durante 5km. El fresquito mañanero hace acto de presencia y nos deja los dedos de las manos como témpanos. Las ropas d abrigo de repente empiezan a sobrar, y cuando vamos cotinuando camino, afrontamos la subida por el Puerto de Tíscar, unos 6km al tran tran que nos van dejando ver qué tipo de bosque nos vamos a encontrar hoy. Lo hacemos por carretera, así que conseguimos llevar buen ritmo.

Y todo lo que se sube, se baja, así que al coronar nos toca una bajadita de esas de relajarse y dejarse llevar para disfrutar del paisaje. Como hoy tenemos tres «grandes» subidas en total, al terminar la bajada y antes de ponernos con la segunda subida del día, hacemos parada preventiva de barrita para coger energía en la entrada de Tíscar. El pueblo se extiende por debajo de donde estamos, así que igual no nos cuadra demasiado BAJAR al pueblo y así nos ahorramos la subida de después.

Para la segunda subida el sol ya va empezando a apretar y nos esperan otros 6 km de subida aproximadamente para llegar al GR247, que recorreremos durante la mayor parte del día de hoy. El asfalto coquetea con las pendientes del 10% mientras vamos luchando contra la gravedad para mover el peso de las alforjas, que ya se va notando. El silencio y el sonido del viento solo se ven interrumpidos por alguna moto con la que nos cruzamos puntualmente (y a la que se oye desde lejísimos).

Cuando llegamos a la bifurcación, nos despedimos del asfalto para encontrar tierra, piedras y baches: empieza la diversión. En cuanto recorremos los primeros metros, vemos desde lo alto una extensión de olivos que se pierde en el horizonte, un poco al estilo de las Badlands de ayer. Pensar en lo grande que es un olivo y lo pequeño que se ve desde aquí para intentar calcular la superficie que ocupan es ridículamente absurdo.

Durante los primeros kilómetros, el camino va estrechando y ligeramente en bajsda, y casi se podría llamar «sendero». Cuando empieza a picar hacia arriba, ya sabemos que empiezan los 10km de subida constante. Decidimos poner como punto para comer el refugio que hay después de la subida y comenzamos la ascensión.

Los caminos mantienen un 6% de inclinación mínima, un 8% tranquilamente en muchos puntos y algún 12% y 15% para alegrar la mañana. Las piñas sueltas no nos lo ponen fácil tampoco, pero el paisaje y los tramos de sombra hacen que relativicemos bastante. Además, en un momento dado ya comienzan a verse algunos buitres bastante cerca, y esperamos no tener que darnos por aludidas.

Al rato de haber empezado la subida y viendo lo absurdo que era esperar, decidimos cambiar de plan y hacer una parada intermedia para repostar: llegar al refugio inanes no nos acaba de parecer un plan brillante. Tampoco nos quedamos mucho paradas (un plátano y chimpún) y ponemos rumbo arriba bastante rápido.

Cuando por fin llegamos al refugio Collado Zamora, no sabemos si por la altura o por el esfuerzo anterior, pero nos empezamos a quedar heladas y según acabamos de comer ya estamos de nuevo prácticamente en marcha. Nos espera una cuesta abajo de algo más de 10km (con algún respecto cortito) y el cielo se está nublado en el valle de los olivos. Ponemos rumbo a Cazorla quitando un poco de aire a las ruedas (todo ayuda) y dejamos los chubasqueros bien a mano por lo que pueda pasar.

Empezamos en pista y llegaremos a Cazorla por carretera durante un descenso increíble. La luz, los olores, los primeros colores del otoño… Y los enormes bloques de rocas calizas que nos recuerdan a las típicas fotos de montañas como los Dolomitas. Quemando freno llegamos por fin a destino, con un día de bici perfecto y muy contentas con cómo está yendo la primera parte del viaje.

Mañana nos espera también un día de mucha subida (pero esta vez sin bajada…) y en el que tocará aprovisionarse bien de agua para poder afrontar casi dos jornadas de pedaleo sin poder recargar bidones.

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